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miércoles, 5 de febrero de 2014

Veria, ciudad paulina.

Iglesia de la Resurrección de Cristo.

Veria (Βέροια) es una bonita ciudad situada a 70 kilómetros de Salónica hacia el oeste. Se halla al pie de una imponente sierra llena de hermosas arboledas. Conocida como “la pequeña Jerusalén” debido a la cantidad de iglesias que cobija, es rica en hortalizas, viña y árboles frutales. La ciudad y, en general, toda la región de Imathía, también es prolija en aceite y miel.

Sus frutas y verduras abastecen a los grandes mercados del país. Solo la isla de Creta supera en cantidad y calidad la producción de frutas y verduras. El producto “estrella” de la ciudad paulina es el melocotón, que se exporta a los países vecinos en cantidades notables. El vino de Veria quizás no sea tan famoso como el de Nausa, un pueblo vecino lleno de bodegas, aunque la tierra es la misma y también se hagan vinos de alta calidad.


Escuela de Aristóteles, a unos 10 minutos de Veria.

Pero si por una cosa es conocida la ciudad es por un dulce llamado “rebaní”, que se vende en todas las pastelerías de la ciudad. Aunque la receta es la misma, cada local lo hace un poco a su manera. Sin embargo, la fama se la lleva una familia cuya tercera generación sigue viviendo de la venta del rebaní. Nadie conoce exactamente las proporciones de cada ingrediente y por ello varía, aunque es en ese sitio donde se guarda bajo llave la fórmula secreta.  

La zona es rica en minerales y, aunque se halle alejada del mar, sus situación geográfica a los pies de los montes Vermio hace que los inviernos sean bastante fríos. No en vano, a pocos kilómetros de Veria hay pistas de esquí.

Al pequeño Tripótamos se lo ha tragado el progreso. 

El crecimiento inexorable de la civilización ha hecho que la construcción se haya engullido al río Tripótamos, pequeño arroyo que rodea el barrio de la Barbouta. Desgraciadamente, parte de la zona está bastante descuidada y la vegetación ha crecido tanto que es imposible bajar a mojarte los pies.

Desde la plaza principal de la población, llamada Eliá (olivo) se divisa una gran planicie donde llegaba el mar en tiempos de Alejandro Magno. Quizás ésta se a la única pega que ponerle al lugar. La playa más cercana queda a más de 50 kilómetros, en Katerini, con lo que en verano se llegan a temperaturas que a veces superan los 35 grados.

Iglesia de San Antonio, en el centro de la ciudad.

Se hace imposible visitar todas las iglesias que existen en Veria porque algunas están cerradas al público y otras están siendo restauradas. En la actualidad quedan 50 iglesias en pie, aunque llegaron a haber 70. Para que nos hagamos una idea de la proporción, tengamos en cuanto que en Veria hay censados del orden de unos 45.000 ciudadanos.

Estación de esquí (Seli), a unos 20 minutos de Veria.

De entre los museos, son el arqueológico y el bizantino los más interesantes. Ambos son modernos, no excesivamente grandes y poseen obras de lo más interesantes. Un recorrido a pie por el centro que vaya de un museo al otros puede ser de los más entretenido.

Como la ciudad es una de las históricas del país, el Ayuntamiento pone su esfuerzo en mejorar año tras año su biblioteca, la más prestigiosa de la zona norte. En época bizantina, Veria era la tercera ciudad en orden de importancia, tras Tesalónica y Constantinopla.

El pantano Aliákmonas está situado a las afueras de la ciudad.

A unos 10 kilómetros de Veria se halla el pantano del río Aliákmonas, que se encarga de abastecer a la ciudad de Salónica. Conviene dejarse caer en aquella zona y darse un paseo tranquilo por la orilla. Dependiendo de la época se pueden alquilar bicicletas.


Para que la excursión sea completa debe visitarse Vergina, las ruinas de Pella y el parque de San Nicolás en Nausa. No estaría de más visitar la escuela de Aristóteles, aunque las indicaciones para llegar al sitio dejan bastante que desear.

El Parque de San Nicolás en Nausa es el mejor rincón de Imathía. Está a 20 minutos de Veria.

El altar de San Pablo en Veria.

El altar de San Pablo es posiblemente el lugar más conocido de la ciudad. Se encuentra en todas las guías y es de visita obligada pese a que sea más importante el simbolismo que el monumento en sí. Fue allí donde el apóstol Pablo predicó a los judíos en el transcurso de sus viajes. Encontramos reflejo de ello en los Hechos de los Apóstoles.

Hechos de los apóstoles, 17.
13. Pero cuando los judíos de Tesalónica se enteraron de que Pablo estaba predicando la Palabra de Dios en Berea, fueron también allá para agitar al pueblo y crear disturbios.
14. Inmediatamente los hermanos hicoeron salir a Pablo hacia la costa, mientras Silas y Timoteo se quedaban en Berea.
15. Los que acompañaban a Pablo lo llevaron a Atenas, y después regresaron a Berea con instrucciones para Timoteo y Silas de que fueran a reunirse con él lo antes posible.

A lo largo de la historia, los cristianos fueron perseguidos y algunos árboles nos recuerdan con sus placas los ahorcamientos de los arzobispos a manos de los turcos. La mezquita ahora es una sala de exposiciones.

El monasterio de San Juan Pródromo, a unos 15 minutos de la ciudad.

Las vistas del río Aliákmonas desde el monasterio son espectaculares.

Los vehículos circulan por la zona centro a ritmo lento mientras la gente “se exhibe” en las elegantes cafeterías. Hay una escuela de formación profesional dependiente de la Universidad Aristóteles de Salónica en la ciudad y por eso suelen verse estudiantes durante todo el año.

La zona peatonal de tiendas es realmente bonita, con algunos cafeneios de lo más típico, fuentes y almacenes pequeños. Desgraciadamente, con la crisis muchos negocios han tenido que cerrar.

Gran parte de los habitantes de la ciudad son de origen pondio o póntico.

En este plátano los turcos ahorcaron al arzobispo Arsenio.

Existe también una zona judía, llamada Εβραικά, que incluye una sinagoga. Las viviendas del barrio de Κυριώτισσα son muy curiosas, pintadas de colores llamativos y con tejados de madera y pizarra que nos recuerdan el Pirineo. No vive mucha gente en él y hay zonas medio abandonadas. Está poco iluminado de noche.

Si se visita Macedonia, Veria es una ciudad a la que hay que ir. Aunque no se mueve al ritmo de las grandes metrópolis y no tiene mar, merece la pena. En ella encontraremos una mezcla de cristiandad y modernidad muy curiosa, que hará las delicias de los turistas que busquen paz, tranquilidad, cultura e historia.

Estación de esquí 3-5 Pigadia, en Nausa. A unos 35 minutos de Veria.

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