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lunes, 25 de marzo de 2013

Vasilis Papageorgopoulos: el alcalde que perdió la sonrisa.




Con el exalcalde de Salónica había coincidido en diversas ocasiones. Desde el primer día, mi mujer me había advertido de que Papageorgopoulos era un cero a la izquierda.; el típico personaje que está en política gracias a su popularidad y a sus buenos contactos.


La primera impresión que me llevé de él fue parecida: un galán bien vestido que no paraba de sonreír y saludar. Detrás suyo, una cámara y una comitiva de palmeros le reía las gracias complaciente y le decía en todo momento lo que debía hacer.  En definitiva, una marioneta a la que los miembros del partido manejaban con astucia.

  

Papageorgopoulos llevaba en política desde 1978, primero como diputado, después como viceministro y finalmente como alcalde. 

11 años en la alcaldía en los que no ha hecho nada por la ciudad. O por lo menos ha hecho menos que el alcalde actual, que solamente lleva tres años en el Ayuntamiento. Giannis Boutaris lo primero que hizo al llegar fue investigar las cuentas, que no cuadraban de ninguna manera. Algunos trabajadores del Ayuntamiento denunciaron irregularidades y todo acabó en los tribunales. Pero de la sentencia hablaremos después; centrémonos en la figura del condenado.


El día de la condena todos los periódicos glosaron su figura. Lo que más me llamó la atención, como aficionado al deporte, fue su pasado olímpico.


Vasilis Papageorgopoulos fue un gran atleta. Velocista de gran calidad, fue campeón de Grecia de los 100 metros en 7 ocasiones. Además, ganó el oro en los Juegos del Mediterráneo de 1971, en Izmir, y la plata en Algiers cuatro años más tarde. El “Médico Volador” disputó la hegemonía del ruso Valery Borgov en los Juegos de los Balcanes durante varios años. Sus mayores logros se produjeron en los campeonatos de Europa, consiguiendo ganar la medalla de bronce en Helsinki (1971). Tras la lesión que se produjo en Munich (1972) destacó en la prueba de 60 metros, en pista cubierta, conquistando el bronce en los Europeos de Grenoble (1972) y la plata en Munich (1976). Como nota curiosa, Papageorgopoulos poseyó en récord de Europa de las 100 metros durante 13 días, que fue lo que tardó el recién fallecido Pietro Menea en batirlo.

   

Papageorgopoulos participó en los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972. Desgraciadamente, se lesionó en los cuartos de final de los 100 metros y no pudo participar en la semifinal.


Tras el bajonazo que supuso aquello, el griego “aparcó” la disciplina y se dedicó a los 60 metros, aunque ello le obligase a desplazarse más de 200 kilómetros para ir a entrenar -en Salónica no había pistas-. En Kavala inició su recuperación, convirtiéndose en un especialista de la disciplina y en uno de los mejores de Europa. Una historia de superación que imagino que el tiempo se encargó de engrandecer.


Leo en la prensa que Papageorgopoulos era un ídolo nacional, no solo de la ciudad. Los entrenamientos con el equipo de relevos eran seguidos por miles de personas en el estadio, que se llenaba de universitarios. Fue elegido mejor deportista griego en dos ocasiones. 

Tengamos en cuenta que en Grecia los atletas eran considerados auténticos héroes. No debía ser fácil llevar el tema de la popularidad, el dinero y la fama para gente tan joven, aunque unos lo llevaron mejor que otros. 

La popularidad de Papageorgopoulos hizo que fuese elegido abanderado de la delegación griega en los Juegos Olímpicos de Montreal, en 1976. Algunos dicen que lo eligieron por el simple hecho de “ser guapo”. No participó. 

En 1978 “fichó” por Nueva Democracia. Un rostro popular y carismático para el principal partido de la oposición de entonces. Fue viceministro de Deportes con Mitsotakis entre 1991 y 1992. Renunció a su escaño en 1998 para presentarse a la alcaldía de Salónica, que logró con un 54% de los votos en la segunda vuelta. 


Papagoeropoulos, el “Príncipe“, el “Jefe” o el “Médico Volador”, siempre sonreía, incluso cuando entraba y salía de los juzgados. “Su” televisión (TV100) debía iniciar el telediario con alguna noticia suya, respondía a las preguntas de los ciudadanos en uno de los programas, pero resulta que las tenía escritas previamente, avisaba a las cámaras cuando salía por la noche a algún acto, etcétera. 

Dicen que era uno de los bigotes más famosos de Grecia hasta que se lo afeitó, hecho éste que causó gran conmoción entre el sector femenino de la población tesalonicense. Siempre con sus impecables trajes, acudía al peluquero cada día antes de ir al Ayuntamiento. Si no podía asistir, lo hacía llamar para que fuera a peinarlo a su despacho. Vívía en uno de los barrios caros de Salónica que está en las afueras, pero nunca cogía el coche. Nunca se sentó al lado del chófer en el coche oficial. 


No dudó en invitar a primeras figuras del mundo de la canción durante la Navidad, hecho éste que enervó a la oposición, porque costaban una fortuna y no tenían nada que ver con la fiesta. 

  

Vasilis Papageorgopoulos, el hombre que hacía y deshacía a su antojo en el despacho -de 200 metros cuadrados y chimenea- acaba de ser declarado culpable de malversación de fondos públicos. El exalcalde ha sido condenado a cadena perpetua, la primera condena de este tipo para un malversador. Junto a él, otros cuatro miembros del Ayuntamiento han sido condenados a distintas penas y por distintos delitos. Desde luego, casi nadie se esperaba semejante condena y todos se preguntan si será la primera de muchas. ¿Un escarmiento? ¿Un aviso para navegantes? Sin ir más lejos, ya se ha filtrado que 40 ayuntamientos están siendo investigados por haber encontrado indicios de irregularidades. 


Al escuchar la sentencia, se le apagó el rostro. Perdió la sonrisa y dejó de mostrar sus blanqueados dientes -es dentista de profesión-. Por momentos perdió la compostura, soltó alguna lágrima y maldijo al tribunal. Poco después cubrió las esposas con una chaqueta. Esta vez no tenía respuestas a las preguntas de la prensa.


Tras enterarse de la sentencia, algunos seguidores que aguardaban en la puerta le gritaron:
- ¡También a Kolokotronis lo metieron en la cárcel!