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viernes, 6 de septiembre de 2013

Feria Internacional de Salónica.





Como cada año por estas fechas tiene lugar en Salónica la Exposición o Feria Internacional de Salónica. Otro día hablaré más en profundidad de la misma; hoy me voy a centrar en los prolegómenos y en la inauguración, que es lo que tiene “más miga”.

Para que nos hagamos una idea baste con decir que la tarde y la noche de la inauguración me veo obligado a quedarme encerrado en casa. Podría salir, claro, pero me arriesgaría innecesariamente a que un policía me confundiera con un antisistema y me moliera a palos, por ejemplo. Salónica en Estado de Sitio, vamos. No es que me importe tener que quedarme enclaustrado en casa contra mi voluntad, pero pienso en toda esa gente que a la hora del jaleo están volviendo a sus hogares y me indigno.

El grado de estupidez de la gente a veces llega a límites insospechados, creedme. Hacer año tras año lo mismo a sabiendas de que pueden producirse todo tipo de altercados es de imbéciles, ¿no? 

- La Feria Internacional de Salónica en su apogeo llegó a ser la feria más importante de los Balcanes. Más de 50 países enviaban representación entonces; ahora apenas una decena. De un tiempo a esta parte, no creo que la feria genere beneficios; más bien al contrario.

- Varios días antes de la inauguración Salónica se llena de policías que vienen de Atenas, en teoría para vigilar que no se produzcan actos vandálicos. En realidad, se pasan cuatro o cinco días en la ciudad sin hacer absolutamente nada. Permiso concedido. Este año 4000 velarán por todos nosotros, al margen de helicópteros y otras fuerzas.

- Con los años, la feria de muestras se convirtió en la oportunidad que tenía la gente del norte de Grecia de protestar contra la política de los sucesivos gobiernos. Se trataba de aprovechar la repercusión del evento y la presencia del Presidente para descargar sus frustraciones.


- Con los años la cosa se desmadró. Entre todas las asociaciones pacíficas de obreros, asociaciones locales y demás empezaron a colarse grupos antisistema violentos. Con la excusa de estar a favor de los trabajadores, se camuflaban entre los manifestantes y la liaban. 

- El norte considera que Atenas goza de todos los privilegios: subvenciones, infraestructuras, televisiones, etcétera. Se trata de protestar contra la “marginación”. Personalmente, creo que el norte de Grecia vive acomplejado a pesar de que pueda tener razón en algunas cosas.

- El Presidente casi nunca viene a Salónica, eso es verdad, pero eso no es motivo para que la gente convierta la ciudad en zona de guerra. En la puerta principal, que se haya en una plaza, se reúnen varios grupos de manifestantes que terminan allí sus marchas y convierten aquello en La Patum de Berga. Se encienden bengalas, se tiran petardos y se protesta a gritos. Los antisistema, todos con su correspondiente mochila, se ponen a tirar piedras y, en caso de no tenerlas, las “fabrican” picando contra el mármol. Los cócteles molotov no suelen aparecer hasta la noche aunque a veces algún cretino se adelanta. Se queman los pocos containers que no han sido retirados días antes por precaución y se encienden papeleras. Algunos la toman con las paradas de autobús y rompen sus cristales. 

- La tradición manda que el Presidente aproveche la rueda de prensa que da mientras inaugura para anunciar alguna medida “buena” nueva. Alpiste. Como últimamente Grecia no está para muchas alegrías, ahora simplemente se dedica a decir que vamos mejorando, cosa que nadie cree.


- Debo decir que, con buen criterio, el Presidente hace acto de presencia, inaugura y se va, hablando más bien poco. Cuanto menos tiempo esté en la ciudad, mejor, porque así evita que los disturbios vayan a mayores. Creo que si fuese por él, no aparecería por aquí. Haría bien.

- Se cierran las calles, muchas tiendas protegen sus cristales con cartones o bajando la reja, se reparten octavillas, se hacen pintadas en las paredes y un largo etcétera. No exagero si digo que se producen seis o siete manifestaciones a la vez. Todavía no se han enterado que no sirven de nada. A su paso, solo queda suciedad. 

- Durante las primeras horas de la noche los cobardes aprovechan para hacer de las suyas. Se tapan la cara, llenan la mochila y empieza la guerra. Cuando se ven acorralados, se meten en el recinto de la Universidad, lugar al que la policía no puede acceder por la Ley de Asilo. Como cuando jugábamos al pilla-pilla en el colegio y había un sitio que era la casa y en el que estabas a salvo. A veces los vándalos son menores de edad que no deben saber qué diablos están haciendo allí, pero disfrutan destrozando el mobiliario urbano y haciendo lo que les da la gana. Muy triste.

- Notaréis que no me gustan nada los grupos anarquistas y radicales de izquierda que aprovechan cualquier tumulto para organizarla. Ocupas, melenudos con rastas, porreros y toda esa fauna que desprende olor al pasar dejan la ciudad hecha un cisco. Lo pero es que se enorgullecen de ello y entienden que solo así las cosas van a cambiar. Comparten sus soublakis con los perros vagabundos piojosos del centro y entre bocado y bocado lanzan una china. O se la encienden.

- Aconsejaría a Samarás y a los futuros presidentes del país que no vinieran a inaugurar nunca más la Feria Internacional de Salónica. Lo único que se consigue es encender la mecha de una revolución estúpida que apenas dura unas horas, pero que ensucia la imagen de la ciudad. Cuando uno se pasea por el centro al día siguiente, aquello parece el día después de un bombazo terrorista.