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martes, 9 de octubre de 2012

El mundo de las academias en Grecia.




Grecia está plagada de academias. En Salónica, por ejemplo, entrando por la calle Bassilissis Olgas y siguiendo por Tsimiskí hay más academias que cafeterías o puestos de gyros -el kebab griego-. En algunos edificios pueden haber cuatro o cinco academias juntas, incluso puerta con puerta. Carteles vistosos de todos los colores te dan la bienvenida desde las avenidas o los callejones. 

Las hay de idiomas, que son las más numerosas, de física, de matemáticas, de preparación para oposiciones -aquí llamado ASEP-, para la Selectividad, etcétera. Entre las de idiomas son las de inglés las que tienen más éxito. Yo diría que más del 90% de los alumnos que cursan la primaria o la secundaria en Grecia van a una academia de inglés. Os podéis imaginar que ahí hay negocio. O había. 

Me preparo para la Selectividad.

Hay lenguas que cuentan con su propia escuela oficial -en Salónica están la francesa y el Instituto Goethe alemán-, pero eso no es óbice para que las academias ofrezcan también la posibilidad de aprender estos mismos idiomas. El italiano estuvo de moda unos años y, aunque hay centros exclusivos, el número de estudiantes ha bajado. No hay demasiada gente que estudie español, la verdad. En cambio, lenguas como el chino, el turco o el ruso suben.

¿Por qué diablos hay tantas academias en Grecia?

- 1. El griego solamente se habla en Grecia y en Chipre, por lo tanto es lógico que en caso de querer salir al exterior uno se vea obligado a aprender inglés u otra lengua. Desde luego, en cuanto a idiomas, los griegos nos dan sopas con honda. Cada vez que uno de nuestros dirigentes tiene que hablar en inglés, pierde puntos. Cualquier viaje por pequeño que sea, un Erasmus, un negocio de exportación o importación, etcétera, requiere el conocimiento de la lengua de turno. Otro aspecto que después ampliaremos es el del espíritu competitivo.

Son conscientes de los pocos griego hablantes que hay en el mundo y actúan en consecuencia. Además, el griego tiene bastante facilidad a la hora de aprender idiomas. 


- 2. A los griegos les gusta la música latina, la cultura española, Roma, el flamenco, el Quijote, Berlusconi, etcétera. Se sienten mucho más cercanos a los países del sur de Europa que a los del norte, evidentemente. Pero son prácticos y saben que el idioma común de la Unión es el inglés. Diríamos que el inglés lo estudian por obligación y el español o el italiano por placer. Por eso las edades de los que estudian los mismos son diferentes: los niños pequeños se apuntan a inglés porque les obligan sus padres y los mayores se matriculan en otros idiomas por pura curiosidad o placer.

- 3. Debido a la fuerte emigración que sufrió el país durante la II Guerra Mundial, no es extraño que muchos ciudadanos tengan algún familiar en el extranjero. En Australia y Estados Unidos, principalmente. Además, las familias que pueden suelen enviar a sus hijos a estudiar a Inglaterra o a Alemania. También hay estudiantes repartidos por otros países: Bulgaria, Chipre, Turquía, Irlanda, Estados Unidos, Italia, Suecia, Canadá, etcétera. Para los griegos, lo lógico es aprender el idioma para poder defenderse durante la visita. 

- 4. Grecia es un país turístico al que llegan gentes de todas las partes del mundo. Hasta en el pueblo más recóndito o en la taberna más cutre saben algo de inglés. Los abuelos que no tuvieron la oportunidad de estudiar aprenden de sus nietos cuatro palabras. Las suficientes para poder entenderse con el visitante. El foráneo lo agradece. 

- 5. Competitividad. Desde niño se le inculca al chaval que tiene que estudiar más “para ser mejor que el otro”. La culpa es de los padres. Son ellos los que están pendientes de las notas que sacan las hijas de la vecina para comparar. Una cosa es fomentar la competitividad y otra el odio o la rabia.

Los jóvenes crecen convencidos de que hay que sacar mejor nota que los compañeros para poder presumir. Algunos estudiantes son sometidos a una presión excesiva que hace unos años acabó en tragedia. Adolescentes que no conseguían entrar en la facultad que querían -o que querían sus padres- se suicidaban. Terrible.


- 6. PERO LO FUNDAMENTAL ES QUE EL SISTEMA EDUCATIVO FALLA. Si los niños aprendiesen bien en la escuela, no harían falta tantas academias. Es de cajón. Los jóvenes salen de la escuela y van directamente a la academia sin ni siquiera pasar por casa a buscar el bocadillo. Por sistema. En España, después de clase, vamos a jugar a la pelota. 

Lógicamente, el niño en la academia está más controlado, las clases son de pocos alumnos y los profesores están encima. Se trabaja a otra velocidad. Incluso aprenden cosas nuevas que no van a saber los compañeros que no van a la academia. La única manera de que no se creen diferencias es matricularlos a todos. Y así lo hacen. 

Una cosa es apuntar al chico a una academia de idiomas para reforzar lo que se aprende en el colegio y otra a una de física, química o matemáticas para que le enseñen cosas nuevas y así pasar por delante de los otros. 

Aquí hay gato encerrado. ¿A quién le interesa que los niños no aprendan en la escuela? ¿De dónde viene eso de matricular al chico cada año en una academia? ¿Qué pasa con los profesores? 

- 7. El dinero forma parte de la respuesta. Las academias ganaban muchísimo dinero hasta ahora. Con la crisis ya han cerrado unas cuantas y van a cerrar más. Sin embargo, las que llevan 30 años en el mercado, siguen trabajando bien. 


El círculo vicioso que puede responder a las preguntas anteriores es el siguiente: 

- los niños aprenden “lo justo” en las escuelas. 

- las academias, a base de publicidad y resultados positivos, convencen a las madres para que matriculen a sus alumnos.

- las familias matriculan a sus niños porque piensan que si no lo hacen, quedarán atrás con respecto a los otros chicos.

- hay profesores que trabajan en escuelas y en academias indistintamente, e incluso poseen alguna. Cobran de dos lados, aunque donde ponen empeño es en su negocio, no en el del Estado. Por lo tanto, se toman su trabajo en el colegio de forma muy relajada.

- las academias cobran bastante dinero por matrícula, pero pagan un pastón al Estado en impuestos y permisos o papeles varios. Ganan dinero, pero mucho menos de lo que sacaban hace 20 años, cuando este círculo se puso de moda.

- como las academias pagan puntualmente al Estado y muy bien, a éste le conviene que sigan abiertas e incluso que se vayan creando más. Dinero llama dinero. Ergo, no les interesa que en las escuelas se enseñe “demasiado”.