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domingo, 18 de octubre de 2015

Sócrates y Varoufakis en Barcelona.


Estuve viendo la obra “Sócrates, juicio y muerte de un ciudadano” en el Teatro Romea y a los pocos días asistí a la charla-conferencia sobre “La Europa de los mercados”, dentro del ciclo D.O. Europa, que Yanis Varoufakis dio en el Centre Cultural del Born. Plasmemos mis subjetivas impresiones.

“Sócrates, juicio y muerte de un ciudadano” la recomiendo fervientemente. Teatro en estado puro. A la antigua, si se me permite, sin grandes decorados ni efectos contraproducentes. Todo muy austero, pero muy auténtico. Un semicírculo, siete actores y un excelente texto. No hace falta más.

La obra está dirigida por Mario Gas, uno de los grandes, y el papel protagonista lo interpreta el gigante, en todos los sentidos, Josep María Pou.

No quiero destrozar la historia que, por otro lado, ya sabemos como acabará, por eso simplemente les diré que vayan a verla y disfruten. Una hora y media divina.

Todos los actores están muy bien. Pou se sale, aunque mi mujer dice que sobreactúa un pelín. En mi opinión, está tan metido en el papel y ha leído tanto sobre el personaje, que realiza sus gestos y sus miradas, se mimetiza. Se rasca, mira al infinito, pone caras, se despista, pregunta a Atenas, que es el público… Como era Sócrates, vaya.


Carles Canut, al que nos encontramos poco antes de entrar en la cafetería de al lado fumándose un puro, lo borda haciendo de Critón, uno de los amigos de Sócrates. Con esa barba y esa túnica, es el más griego de todos. Pep Molina, que hace de Méleto, el acusador, está también extraordinario, como también lo está Amparo Pamplona, que hace de Jantipa, mujer de Sócrates. Todos tienen su momento en la obra y todos están a la altura.  

Para resumir la obra, nos basta con el título. Se juzga y se condena a Sócrates, argumentando a favor unos y en contra otros. Acabará hablando el protagonista, que con toda tranquilidad pone fin a su vida.

El texto está hecho de “recortes” de otros textos escritos por hombres de la época y discípulos de Sócrates. Un gran homenaje, no sólo al filósofo, sinó también a Grecia.

Las ideas del sabio siguen siendo tan actuales como entonces. Gas ha hecho de “Sócrates, vida y muerte de un ciudadano” una obra imperecedera. Habla de la libertad, de la democracia y del derecho que tienen las personas a juzgar o a opinar sobre determinadas conductas. El objetivo no es sólo “retransmitir” el juicio, sinó también dejar un mensaje, algo que consigue con extraordinaria naturalidad.

Un apunte final: si van a ver la obra al Romea, dense una vuelta por las cafeterías cercanas. Posiblemente se encuentren a Pou o a Canut tomando café entre la gente. Me gustó la sensación de cercanía y de “barrio”, a pesar de que la zona del Raval donde se encuentra está algo cochambrosa.


La charla sobre “La Europa de los mercados” tuvo lugar en el Centre Cultural del Born el pasado jueves. Llegamos con media hora de adelanto y la cola daba una vuelta entera al edificio. Nos tuvimos que colar, porque de lo contrario no hubiéramos entrado. ¿Es Varoufakis el quinto beatle?

Una vez dentro, resulta que la charla era en el pequeño auditorio que hay en una de las esquinas del centro y ya no había sitio. Tampoco había suficientes sillas, con lo que tenías que buscar barrera, como en los toros. A Varoufakis lo vimos hablar por la enorme pantalla dispuesta para la ocasión. Mucha gente joven y mucho “rogerío”, claro.

La charla, entrevista, coloquio o conferencia, llámenle como quieran, fue muy interesante. Las cosas como son, el ex ministro de finanzas griego se explica muy bien. Se nota que es profesor.

La charla la dio en un perfecto inglés –el de Mónica Terribas, la presentadora del acto, no era tan bueno- y fue muy amena a pesar de la “dureza” de los temas tratados. Hubo guiños a un público entregado, algunos aplausos e incluso risas. También, como no podía faltar, tocó el tema catalán tan de moda estos días –pocas horas antes y a escasos metros de allí había declarado Artur Mas ante el juez por lo del 9 de noviembre-.


Fue poco más de una hora de entretenida charla sin preguntas. Después salió por una esquina y se fue a cenar con la alcaldesa de Barcelona. La gente, literalmente, se le echaba encima. Una rock star. La gira de Varoufakis no terminaba en Barcelona, ya que dijo que al día siguiente daría la misma charla, o parecida, en Portugal.

Es decir, que de profesor de Universidad, Varoufakis pasó a Ministro de Economía y ahora a conferenciante.

Como he dicho, la charla fue sumamente interesante y todo lo que dijo estuvo perfectamente argumentado. Sin embargo, uno salía con la sensación de que Varoufakis estaba más solo que la una. Ya sabemos que los bancos mandan, que hay opacidad en Bruselas y que la crisis genera más desigualdad. Que la riqueza está mal repartida, que la deuda es insostenible y que hay que ser más solidario con el vecino. Él propone algunas soluciones, pero me da que se ve incapaz de ponerlas en práctica. No posee los medios y muchos lo toman por un loco.

Ya se peleó contra el resto de ministros en Bruselas, luego fue apartado del Ministerio por Tsipras y ahora predica en solitario en el desierto. Varoufakis tiene algo de beatle, algo de Quijote y algo de Sócrates, si me apuran. Le seguiremos la pista porque, te guste o no el personaje, siempre tiene cosas interesantes que decir.