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viernes, 25 de mayo de 2012

El Genocidio Pondio o Póntico.




Recomiendo leer otra entrada del blog que dediqué al pueblo pondio.



Cada 19 de mayo los pondios de todo el mundo conmemoran el “Día del Genocidio Pondio”. Como tuve la suerte de asistir al mismo y ciertas actitudes de algunos políticos están sentando muy mal a esta comunidad, he decidido dedicar un post para que la masacre no quede en el olvido.


El Genocidio Pondio no está reconocido por la ONU, imagino que para no crear un conflicto con Turquía, empeñada en negar hechos consumados. Al respecto, el pasado diciembre un diputado francés de origen armenio consiguió que el parlamento francés reconociese el Genocidio Armenio ante el cabreo y las protestas de Turquía. Concretamente, se aprobó un proyecto de ley según el cual se podría meter en la cárcel o multar (hasta 45 mil euros) a quienes negasen los genocidios judío y armenio. 

Si bien el Genocidio Armenio es reconocido por una treintena de países, no sucede así con el Pondio. En el exterior, apenas algunos estados de Estados Unidos reconocen los crímenes además de Grecia. Las malas relaciones de los helenos con sus vecinos no ayudan a pesar de que Turquía siga teniendo muy difícil entrar en la Unión Europea. También influye el hecho de que los pondios siempre fueron un país sin estado. Con los intercambios de población, la posibilidad de crear un “Estado Pondio” independiente se esfumó, en parte porque fueron muy bien acogidos por la población autóctona y ayudaron a levantar económicamente la zona. En Salónica, sin ir más lejos, construyeron barrios enteros que mantienen hoy en la onomástica de las calles el recuerdo de una región de la que son originarios. 


El alcalde de Salónica Giannis Boutaris, empeñado en querer mejorar las relaciones con Turquía, había prohibido el acto de conmemoración en el lugar de siempre, en la plaza Agias Sofias. Con la excusa de que entorpecía el tráfico y que una manifestación de tales características no favorecía las buenas relaciones con el país vecino, era recomendable hacerla en petit comité y en lugar cerrado. Además, según él, se evitarían posibles incidentes. Durante el día y como también sucede cuando realizan protestas los chipriotas, los que no olvidan se manifiestan por las calles de la ciudad hasta la embajada de Turquía, que además es la casa donde nació Kemal Ataturk, “padre” de los turcos y principal causante del Genocidio Pondio. Sin embargo y pese a las advertencias, la concentración transcurrió sin incidentes. Se ocupó la plaza como de costumbre y los pondios reivindicaron, como cada año, que la masacre fue un hecho y debe ser reconocida por las Naciones Unidas. 


No faltaban las camisetas y las gorras reivindicativas además de multitud de representantes de asociaciones pondias venidas de la periferia. Grupos folklóricos amenizaron el acto mientras por los altavoces sonaba la música. No faltó el sacerdote, que inició el acto con unos rezos junto al monumento conmemorativo. Tras un padrenuestro y un minuto de silencio se inició el acto en sí, con discursos y bailes de lo más tradicional y sentido.


353.000 pondios fueron asesinados entre 1919 y 1922. Se produjeron matanzas selectivas y se enterraron muchos cadáveres en fosas comunes. Por las imágenes que nos han llegado y por los testimonios de gente que lo vivió, la crueldad mostrada por los turcos fue de un salvajismo exacerbado. Ante tales matanzas, los griegos reaccionaron también con extrema violencia en zonas cercanas a Esmirna, aunque fueron los turcos los que finalmente machacaron a los helenos en dicha ciudad, incluso cortándoles las manos para que no pudiesen subir a los barcos que intentaban rescatarles y huir. Los jóvenes generales turcos, con Ataturk a la cabeza, fueron ganando terreno y destrozando todo lo que iban dejando a su paso. En la región de Pondos se produjeron ahorcamientos, degollamientos, violaciones y asesinatos indiscriminados de mujeres y niños. 



Los que conmemoran los crímenes, descendientes de los asesinados, ni olvidan ni perdonan. Muchos, aunque ya mayores, son nietos de desplazados o de asesinados. Les han llegado historias increíbles de primera mano acerca de la crueldad mostrada por el ejército turco y las transmiten a hijos y nietos para que nunca se repita algo así y no se olvide. Es por ello que la literatura ha recogido muchas de estas historias, así como también la música y la poesía. La bibliografía sobre Pondos es muy numerosa y ocupa siempre una posición privilegiada en todas las bibliotecas de la ciudad. También existen historias de turcos que ayudaron a griegos cuando estos eran llevados “camino del cadalso”. No en vano, debemos recordar que antes del levantamiento de los militares en la zona, en Pondos convivían pacíficamente turcos y pondios. 


Como la ONU sigue sin reconocer la matanza, nos queda la tradición popular, la historiografía, las reivindicación, los testimonios y la religión. Este último aspecto, el de la religión, merece algún post independiente ya que fue una de las causas del martirio. El que se negaba a convertirse al Islam era asesinado. De ahí que los pondios sean muy devotos y mantengan raíces cristianas muy profundas. La importancia de los símbolos, imágenes e iconos también merece ser resaltada. Algunas asociaciones toman nombres de héroes pondios que lucharon contra los turcos o condujeron grupos grandes de población hasta Grecia. Orgullosos levantan sus estandartes y nos muestran sus dagas afiladas. 


Hoy en día muchos de los pondios no quieren volver a la región de sus antepasados ni siquiera de excursión. Les duele la tierra y lo que sucedió. Además, les da miedo visitar el lugar y encontrarse que los turcos lo han cambiado todo. Personalmente, creo que encontrarían bastantes similitudes con lo que es la zona norte de Grecia y sus pueblos. Sólo se produce una peregrinación en masa cuando en el monasterio ortodoxo de Trapezounta se celebra en verano Panageia Soumelá (la fiesta de la Virgen, el 15 de agosto). Hace tres años el gobierno turco permitió después de 80 años la celebración de la misa y los pondios griegos acudieron en masa pese a encontrarse a más de 400 kilómetros de la frontera. También los pondios del norte tienen su Panageia Soumelá, donde los desplazados llevaron una imagen de la Virgen y convirtieron aquel lugar en una zona de obligada visita y peregrinación. 


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