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lunes, 11 de abril de 2011

Spinalonga: la isla de los muertos vivientes.

(Una serie de televisión tiene a Grecia en estado de shock. Éstas son mis reflexiones al respecto). 


Abrid esto en otra ventana mientras leéis:

El trailer:

Spinalonga es una isla situada al norte de Creta, a escasos kilómetros de Elounda, un pueblo costero pobre y, en aquellos tiempos, casi abandonado. Fundada por los venecianos, pasó a manos de los turcos y finalmente de los griegos que la convirtieron en una leprosería. Actualmente se la conoce también con el nombre de Kalydón.

Una serie de fortificaciones rodean la isla y en época veneciana protegían el puerto. 


Incluso cuando Creta cayó en manos de los otomanos, Spinalonga seguía siendo veneciana. La guerra de Creta tuvo lugar de 1645 a 1669, pero Spinalonga aguantó hasta 1715. Fue el último vestigio de presencia militar veneciana en Creta.

Muchos cristianos se refugiaron en la isla con tal de evitar posibles represalias. Años después, curiosamente, serían familias turcas las que se refugiarían allí. Sólo parte de la isla aguantó cuando se produjo la revuelta de Creta en 1878. En 1903 se fueron los últimos turcos de la isla.   

Como leprosería funcionó desde entonces hasta 1957. Una de las últimas de Europa. 


El best seller de Victoria Hislop “La Isla” ha sacado a la luz o recuperado un tema que los griegos o no sabían o no querían recordar. Yo ya había oído hablar de una serie que se estaba grabando acerca de esta magnífica historia, basada en hechos reales. Tanto es así, que en la inauguración de unos grandes almacenes con la que me topé por casualidad, estaba la propia Victoria Hislop en persona firmando ejemplares.
  

La serie ya ha sido subtitulada al inglés para la BBC:

La adaptación de la novela ha sido un éxito. Cada capítulo emitido supera el 50% de audiencia. Desgraciadamente, la historia acaba centrándose más en las relaciones que se establecen entre los personajes que en la de la isla en sí. Lo que no quita que sea una muy buena serie. 


Cada capítulo es una pequeña película. Sigue un ritmo cadencioso, lento pero seguro, triste, que hace que nos metamos dentro de la isla y nos sintamos uno más. La fotografía y la música son espectaculares. 


Dos temas instrumentales de la banda sonora.


El protagonista es un barquero que lleva comida y medicinas desde Elounda a Spinalonga casi cada día, con su barca de remos. Su mujer contrae la lepra y se ve obligada a marchar a la isla. A partir de ahí, la historia se desarrolla tanto en la isla como en el pueblo.

Las familias quedan estigmatizadas de por vida. El desconocimiento de la enfermedad hace que uno no sepa el modo por el cual puede ser contagiado. 


La isla se convierte en poco menos que una prisión. El barquero representa el enlace con el mundo exterior, el médico la esperanza, el niño la ternura, algunos leprosos la maldad, el presidente la valentía…   


El tema de Spinalonga había sido tema tabú durante muchos años. Se hicieron un par de películas sobre los hechos aunque no tuvieron demasiada repercusión, sin duda porque se hicieron sin la perspectiva que nos da el tiempo. Un periodista de reconocido prestigio recuperó el tema buscando supervivientes, yendo a Elounda, visitando la isla, etcétera. Así, poco a poco, hemos ido conociendo detalles de lo que allí ocurrió.


Sabemos que la ciudad de los leprosos estaba organizada como una ciudad cualquiera. Los leprosos cobraban una pequeña ayuda del Estado, aunque la corrupción muchas veces era inevitable. Elounda fue prosperando económicamente gracias a “las aportaciones” de los leprosos, que pagaban alimentos a precios de oro. Porque aprovechados los había y muchos.

Dentro de la ciudad se celebraban las fiestas como en todos sitios, la gente se casaba, había escuela, cura, etcétera. Sabemos también que estaba expresamente prohibido tener hijos por miedo a que pudieran nacer leprosos. Sin embargo, claro, sabemos que había niños que habían nacido en la isla pero que nunca podrían salir. 


Es interesante ver la evolución de los personajes. El niño, que llega a la isla triste y  deprimido, empieza a hacer amigos y a pasarlo mejor que en Elounda. La maestra acaba encontrando trabajo, el alcalde gana unas elecciones, etcétera.

Hay personajes siniestros, quizás más televisivos o de película. Debemos recordar que el Estado también enviaba a Spinalonga a algunos presos para cumplir condena. Pasan de ser prisioneros a “policías” ya que su función es la de evitar que los leprosos salgan de allí.


El Estado, más centrado en la guerra, recorta las ayudas y se olvida por completo de la leprosería. De vez en cuando, el médico prueba nuevos medicamentos que le llegan del extranjero, pero no dan resultado. Las condiciones sanitarias dejan mucho que desear, sin gasas ni camas en el hospital, sin luz, sin agua… 

Grecia hoy siente cierta vergüenza y se arrepiente de aquello. Los griegos se sienten un poco culpables por haberles dado la espalda y porque, todavía hoy, algunos viven con el estigma.   

 

De la segunda película importante que se hizo sobre Spinalonga, tenemos el trailer. 


El protagonista está traumatizado desde que lo separaron de su familia al contraer la lepra. Tiene visiones y enloquece. No he visto la película aunque parece bastante cruda.

En 1973 se grabó Lórdre de Jean-Daniel Pollet. Las imágenes de este reportaje-película hablan por sí solas. En youtube puede encontrarse la película entera:
  

Un par de extractos de la película. 



Reportaje de un programa de televisión.


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