La sociedad griega es un edificio que se aguanta sobre tres enormes pilares: familia, historia y religión. Siempre ha sido así pese a las dificultades. Los pilares se mantienen firmes pese a las invasiones, los saqueos, la corrupción, la pobreza y las catástrofes. Quiero pensar que mientras la sociedad griega mantenga inamovibles estas tres columnas, aguantará.
- La familia es el pilar básico de la sociedad griega. Las madres y las abuelas siguen llenándote la nevera. Los padres lo dan todo por sus hijos porque consideran que es su deber. Ni más ni menos.
- Los griegos están orgullosos de su historia a pesar de haber cometido muchos errores a lo largo de la misma. Evidentemente, tienen muy presentes a sus grandes héroes antiguos y a sus guerreros modernos. Contrariamente a lo que sucede en España, nadie intenta “apropiarse” de la historia.
Cierto es que en las escuelas no se estudia la Guerra Civil o se pasa muy por encima. ¿Es lícito silenciar este período contemporáneo de la historia para no fomentar el odio entre los semejantes?
- Sin la iglesia no puede entenderse la historia de Europa. En Grecia, la religión ortodoxa ha sido la que en tiempos difíciles se ha mostrado más firme. En tiempos en los que el Estado brillaba por su ausencia o no daba pasos adelante, fue la iglesia la que defendió la identidad helena y la libertad. Luego se podrá discutir el poder que tiene, su riqueza o algunos escándalos. Pero nunca la importancia que tiene y que ha tenido. Eso no se discute y se respeta.
¿Alguien se pregunta cuáles son los pilares de la sociedad española?
Si lo comparamos con la griega, podemos echarnos a temblar.
- La familia tradicional está despareciendo. Las parejas no se casan, conviven. Las personas se separan, se juntan, se divorcian, etcétera. Los niños han llegado a convertirse en una fuente de conflicto para parejas separadas y los abuelos en una carga. ¿Es bueno todo esto?
De familias desestructuradas nacen muchos de los problemas que tenemos. La violencia doméstica, los divorcios, la falta de respeto con la gente mayor, la barbarie en las calles de los chavales, la mala educación, el lenguaje barriobajero… Porque si ponemos todo el peso de la educación en el maestro, nos hundimos. Los primeros educadores son los padres. Un hijo hace en la escuela lo que ve en casa.
No estoy diciendo que en Grecia no se separe la gente o no haya homosexuales que vivan en pareja, pero digamos que los que lo hacen o no lo publicitan o no presumen de éllo. Ni falta que hace.
- En España unos y otros tratan de reescribir la historia, “su” historia. Parece que España no existiese antes de la Guerra Civil. Muchos, cuando hablan de los Reyes Católicos o del Descubrimiento de América, lo hacen incluso avergonzados. Hasta ese extremo hemos llegado, el de avergonzarnos de nuestros éxitos y de nuestra historia.
¿Si no conocemos nuestra historia como aprenderemos de nuestros errores?
Una sociedad que pierde el tiempo lanzando pedradas al enemigo -al hermano-, no avanza.
- Las iglesias están vacías y ya nadie quiere ser cura. No es que la gente crea o no crea en Dios, es que se burla. No sé si es causa directa de una falta de cultura escolar, histórica o familiar, pero desde luego mejor nos iría si por lo menos se mostrase un poco de respeto. Es lo mínimo que se puede pedir. En este sentido, la iglesia está perdiendo la batalla porque la publicidad anti eclesial llena nuestras pantallas.
Una sociedad vacía en lo espiritual y que encima se burla de éllo, ¿a qué aspira?
Bien haría España en pasar página. Franco murió hace casi 40 años y seguimos echándole la culpa de lo que pasa ahora, quizás porque los pilares de la sociedad de su época eran los mismos -familia, historia, familia- y la gente haya reaccionado radicalmente en contra.
Soy pesimista y el futuro que nos espera de prevé difícil. ¿Es en parte la crisis económica consecuencia de esta falta de valores? Si por lo menos este caos sirve para que se afiancen nuestras creencias, para que las familias se unan y para que nos demos cuenta de qué es lo que realmente importa, bienvenida sea.
Para colmo de todo ésto resulta que el único pilar inamovible que teníamos, la monarquía, estaba levantado sobre arenas movedizas.
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