Los indignados de Syntagma.
Los griegos han estado viviendo durante muchos años por encima de sus posibilidades. No se entiende sinó el que se vean tantos jeeps o Mercedes por las calles, cuando el país está a la cola de Europa. O tampoco que las peluquerías y los centros de estética se ganen también la vida. O que las familias se hipotequen otra vez para comprarse un pequeño barco, etcétera. Seamos serios, estamos hablando de Grecia. ¿Seremos capaces de cambiar la mentalidad? Como los jubilados de ahora pasaron tantas penurias y no tenían nada, ahora que podemos, démosles todo lo que piden.
Las instalaciones de las oficinas públicas suelen ser viejas, con ordenadores antiguos, paredes sucias y frappés por encima de las desordenadas mesas. Porque todo se acumula sobre algún sitio y no ves nada en las vitrinas.
Para cualquier papel legal tendrás que perder mañanas o días enteros, recogiendo sellos de aquí y de allá, aguantando a abuelos y sufriendo el olor de las colas. Si tienes que sellar algo, no hagas planes para después. ¡Y lleva algo de dinero en el bolsillo por si las moscas!
Colas en el OED (INEM).
En toda Grecia sólo viven unos 12 millones de habitantes. ¡12 millones de habitantes son los que viven en Estambul o en París! A veces pienso que debería venir alguien de fuera a poner orden. El FMI y el Banco Central Europeo quizás cumplan esa función. Es decir, extranjeros que no tengan amigos en el gobierno ni se dejen influenciar.
Polémica portada que nos dedicó la revista Focus alemana.
Con la pedazo de crisis económica que estamos viviendo, todo el mundo en Grecia dice que con el dracma se vivía mejor. Eso es jugar con ventaja.
Este “cualquier tiempo pasado fue mejor” les tiene anclados en el pasado. Son incapaces de mirar al futuro, de tan negro que lo ven.
Está claro que la culpa del desastre la tienen, en gran parte, los políticos que han estado llenándose los bolsillos a cuesta de la gente de a pie. Con la Unión Europea los especuladores se empezaron a mover.
Está probada la venta de armas con elevadas sumas de dinero para el político de rigor por parte del gobierno griego a Alemania. Unos submarinos, para ser más exactos. Uno de los que se llevó comisiones del trato vive en un piso de 100 metros cuadrados a los pies de la Acrópolis. Además, tiene otras propiedades a nombre de familiares y empresas varias. Estaría bien que alguien investigase sus cuentas bancarias. Este “está por ver” es lo que falla. Nadie mueve un dedo, nadie investiga, nadie ve nada.
La corrupción en Grecia llega a límites que no nos podemos imaginar. Los escándalos van saliendo, aunque todavía no han metido a ningún político en la prisión. Todo el mundo dice que el día que metan a alguien en la cárcel empezarán a creer en los políticos y en la justicia.
Para que nos entendamos, en España costó, pero fueron pringando. ¡Uf, aquella época de los fondos reservados y las cuentas en Suiza! Aquí las cuentas siguen intactas.
Las pequeñas corruptelas empiezan por abajo. El sobrecito con dinero abre muchas puertas y evita muchas colas. Este soborno a pequeña escala se ha instalado en la cultura griega y no hay manera de que se vaya. Muchas veces uno entra a su lugar de trabajo por enchufe, no por méritos. No es de extrañar que un montón de gente joven, con título e idiomas no encuentren trabajos adecuados a su formación.
La función pública es una ruina. Muchos de los que se han colado ahí lo han hecho por la puerta de atrás, por estar en el partido o tener dentro un gancho.
La mala imagen que se tiene muchas veces de los funcionarios imagino que surgió de Grecia. Un cafecito por aquí, otro por allá, etcétera. Y trabajar, lo que se dice trabajar, poco. Sólo saben poner sellos y decirte que tienes que ir a no sé donde a buscar otro papel y, una vez rellenado, enviarlo o volverlo a sellar. He sufrido muchas colas y muchos días de espera para luego no conseguir nada. Análisis médicos, permisos de la universidad, fotocopias de títulos, traducciones a punta pala, etcétera. ¡Y lo peor es la mala cara que te ponen cuando te atienden! A veces merece la pena volver a casa, dormir un poco o relajarte tomando un frappé para luego volverlo a intentar. Para conseguir el permiso de enseñanza de español cogí los bártulos y me fui a Atenas. Aproveché el viaje para ver el Partenón. Y conseguí el dichoso papelito.
Evidentemente, a nadie le gusta que haya recortes y que los que lo paguen sean los funcionarios y los jubilados, pero es que hay muchos que no están ahí por méritos propios. La corrupción está extendida por todo el país. Cuando no había crisis, nadie decía nada, a pesar de saber que Juan y Pepe habían conseguido un cargo en la función pública por ser del PASOK.
Cuando cambia el gobierno, todos los que habían conseguido trabajo durante en el gobierno anterior, lo pierden. Entonces entran los otros, que lo cambian absolutamente todo. Los de Nueva Democracia no se quedan cortos, no.
Hubo un escándalo que tiene que ver con Siemens, que todavía no he estudiado a fondo, pero al parecer se las trae. Comisiones, permisos… ¿Y qué hace un gobierno para tapar una crisis? ¡Organiza los Juegos Olímpicos!
Imagino que en principio reportó beneficios a las arcas públicas, pero después algunos de los edificios que se construyeron han sido abandonados. El que gestionó todo aquello debería estar en prisión. Pan y circo. Seis años después, Karamanlis se ve obligado a adelantar las elecciones para perderlas. ¿Cómo es posible que alguien adelante unas elecciones con el objetivo de perderlas? Al parecer había engañado a todos con las cuentas y la deuda era tres o cuatro veces más de los que decía.
Sin ir más lejos, hace un mes se organizaron en Atenas los Special Olimpics. Otro agujero por tapar. Las cuentas no salen. Ya han salido las cifras y el presupuesto ha duplicado el de la última edición, además de que la presidenta se ha embolsado muchísimo dinero. El hecho fue criticado, pero no se han tomado medidas. Podría haber sido un poco más discreta la señora.
Existe un grave problema de mentalidad. Nadie denuncia nada. Dicen no haber visto o no saber. Mientras todo “iba bien” se hacía la vista gorda. Ahora que el país se hunde, la gente echa la culpa a los políticos.
Existe corrupción a pequeña escala. Imagínense como es “al por mayor”. El sobrecito que das al médico bajo cuerda para que te atienda de manera decente no es nada al lado de las comisiones que se han estado llevando “los que llevan traje”.
No se hace nada contra la economía sumergida. El dinero pasa de mano en mano sin facturas ni impuestos. La policía pasea en lugar de trabajar. La inmigración ilegal llega a unos límites exageradísimos. Sólo hay que darse una vuelta por el centro de Atenas o por la Torre Blanca de Salónica. Vienen de Bangladesh, de Korea, de Senegal, de Gabón… El top manta está al orden del día. Los pobres llenan las aceras de bolsos, zapatillas y tonterías al lado de los monumentos más conocidos por donde la gente pasa. Las tiendas se ven afectadas porque muchas veces los que venden en la calle se colocan casi en las puertas de los comercios. Las quejas del sector ante tal invasión no son atendidas. No hay policía en la calle. O yo no la veo. Ahora he oído que la gasolina de las motos la pagan los municipales de su bolsillo. ¿Cómo es posible?
Trayecto que siguen los inmigrantes para llegar a Europa.
Los que vienen de antiguas repúblicas de la URSS no venden en la calle. Han formado su propia “tribu” y entre ellos se lo guisan y se lo comen. Han abierto bares, agencias de viaje, supermercados e incluso tienen su mercado de objetos de segunda mano, que es de lo más cutre que he visto en mi vida. Por las tardes suelen beber en la calle sus cervezas y jugar a las cartas. Para ellos, Grecia es el paraíso. Conseguir tener un piso y un negocio es poco más que un sueño hecho realidad.
Está lleno de profesores que dan clases particulares en las casas, porque algunas familias prefieren eso a llevar a sus hijos a las academias. Pagan tanto la hora, pero sin papeles de por medio ni nada. Del mismo modo, así lo hacen muchos trabajadores que tan pronto te pintan el piso como te arreglan una lámpara o te limpian la casa.
El dinero negro corre a sus anchas por las calles de las ciudades griegas. Desconozco lo que sucede con los camareros, que los hay a miles por todos lados. Es más que probable que estén trabajando sin papeles por 400 euros al mes o algo así.
Y claro, sin contrato no hay paro. Aunque aquí el paro es una ayuda, no un sueldo como en España. Si consigues que te den 300 euros al mes da gracias a Dios.
La crisis empieza en la parte baja de la pirámide. Los pobres trabajan como esclavos todo el día y apenas cobran 500 euros al mes, mientras los que están arriba se lo llevan crudo sin hacer nada. Ahora los taxistas han montado en cólera. Hay huelga y bloquean las carreteras que van a los aeropuertos o a los puertos. Estamos en plena estación vacacional y la imagen que damos al exterior es penosa. Los turistas se ven obligados a bajar de los autobuses a un par de kilómetros del barco y a caminar con las maletas de aquí para allá bajo el sofocante calor. También han ido a los peajes para abrir las barreras y que la gente no pague.
Resulta que cada taxista, para conseguir la licencia, ha tenido que pagar una fortuna. Incluso los hay que se han hipotecado para conseguir la pasta. Ahora el gobierno quiere suprimir el pago y permitir a todo el mundo el acceso libre a tener un taxi, siempre cumpliendo ciertos requisitos. Las cuestión es peliaguda. Entiendo a unos y a otros. Los taxistas pueden trabajar 12 horas al día y no hay control. Los clientes se quejan de que las tarifas son excesivas y de que engañan a los turistas. El pobre turista pagando siempre el pato. No se dan cuenta que al final quien que sufre desgaste es el propio estado. Por cierto, se circula maravillosamente bien por el centro de la ciudad estos días.
El año pasado hubo huelga de camiones y en la isla de Tassos casi nos quedamos sin poder poner gasolina al coche. Era como en Mad Max. No había gasolina en muchas partes del país. Menos mal que en una isla pequeña no se gasta.
Empecé a conducir en Grecia hace poco más de un año y la gasolina estaba a 1,30 el litro. ¡Ahora roza los 1,70 euros!
Protestas de los agricultores.
Hay muchísimas cosas que están prohibidas por la Unión Europea pero que aquí no se cumplen. Y lo peor es que no hay nadie que se preocupe en mejorar las cosas o en controlar las irregularidades.
Sólo hay que darse una vuelta por el mercado para ver lo sucio que está y como tienen los productos allí. Los que te venden no utilizan guantes, tienen la carne desprotegida y al alcance de cualquier mosca, te atienden con el cigarro en la boca, etcétera. ¿No hay inspectores de sanidad?
Está prohibido fumar en sitio cerrado pero fuman hasta los taxistas y los que te ponen la gasolina. Sí, sí, manguera en una mano y cigarro en la otra. Además, las gasolineras están dentro de las ciudades.
No pagamos.
El tráfico en las grandes -y no tan grandes- ciudades es catastrófico. Y la culpa la tienen los conductores, que no dudan aparcar en doble y triple fila o en lugares prohibidos. No se respetan los peatones y hay que ir con mucho cuidado. Es terrible tener que aguantar el sol, el calor y el tráfico. En las carreteras apenas hay arcenes ni zonas de descanso. ¡Cuántas veces me habré quedado bloqueado por culpa de un accidente! Y como apenas hay salidas ni arcén, es como quedar atrapado en un cepo. Las carreteras, salvo una, están llenas de parches y baches peligrosos. Así estaban en España hace 30 años, diría yo. El estado no ha invertido en mejorar las comunicaciones y así estamos, sorteando baches. Chapuza tras chapuza y la suspensión del coche castigada.
En Grecia no hay prácticamente rotondas. Siguen habiendo cruces de los de antes. A veces se me ponen los pelos de punta cuando veo según qué cosas. Se da el caso frecuentemente de cruces en los que no funcionan los semáforos. Y como tampoco hay guardias de tráfico, pasa el que le echa más huevos.
Como no hay dinero, no hay gente trabajando en algunos de los lugares emblemáticos de la ciudad. Se han ahorrado tres o cuatro sueldos en el Agorá romano y en el Palacio de Galerio. Como se ve por fuera, no hace falta nadie en la entrada y se cierra la puerta. “Cerrado por falta de personal“, pone. Pero todos sabemos que no hay personal porque no hay pasta para pagar.
Se dice que de ahora en adelante, por cada diez funcionarios que se jubilen, sólo entrará uno. Y dentro de unos años, uno de cada cinco. Asombroso.
Otro problema es el de la basura. Ha habido bastantes huelgas de basureros, porque se les adeuda bastante dinero. Pasan de vez en cuando y hacen lo que pueden, porque lo que se acumula es impresionante. No es extraño que te quedes bloqueado a las dos de la tarde porque pase el camión de la basura a esa hora. No tienen horario fijo. Por cierto, cada vez se ve más gente hurgando en la basura.
Existe un monopolio de ciertas empresas estatales que no ayuda nada a mejorar las cosas. Al no haber posibilidad de contratar alguna compañía privada, no hay competencia y ponen el precio que quieren. Ahora temen que el negocio se hunda por la competitividad y que lleguen los despidos.
Cuanto más tiempo paso aquí, me entero de historias y más historias, que me dejan con la boca abierta. Me cuesta creer lo que veo, pero debo asumirlo porque es el país en el que vivo y no me queda más remedio.
El país no da ni para pagar los intereses de la deuda año tras año, pero la gente sigue intentando engañar a la hacienda pública y al estado. Muchos no pagan las multas de tráfico e incluso circulan sin matrícula, porque se la ha quitado la policía. Los motoristas circulan sin casco, fuman y hablan por el móvil. No tienen problema y asumen el riesgo.
Otra de las cosas que no me gustan nada de Grecia es el centralismo de Atenas. No nos vendemos bien de cara al exterior. Parece que todo empiece y acabe en la Plaza Syntagma de Atenas. Es curiosísimo ver como las salvajes protestas en la plaza no afectan al transcurrir diario de los barrios adyacentes. A un par de manzanas de la zona, los restaurantes y las tabernas de Plaka o Monastiraki están llenas de turistas zampando y griegos tomando café. ¿Por qué no dan eso las cámaras? Evidentemente, la rutina no interesa, pero hubiera sido interesante una visita por el lugar para analizarlo todo más profundamente. Grecia es un país de contrastes.
Para llamar la atención de la prensa internacional, carteles en la Acrópolis y huelga de trabajadores en la misma. Saben donde hacer daño. No interesa que haya un montón de turistas encantados con la ciudad. La zona centro de Atenas es el orgullo y a la vez la vergüenza del país. ¿Lo demás no importa?
Quizás esté influenciado por el lugar donde vivo, lo reconozco. Salónica cuenta más bien poco. Como apenas llegan aviones y está demasiado al norte… Sólo recomiendo pasar un par de días en Atenas y luego a volar. El tráfico, el ruido y la suciedad te volverán loco. Hay que moverse por los alrededores de la Acrópolis y sobre todo no hay que pasar por Omonia por la noche. Sin embargo y con todos los problemas que existen, Grecia es un país seguro. Ha crecido la delincuencia los últimos años por culpa del alto índice de inmigración ilegal, pero no suele haber violencia. Bueno, dejando al margen las protestas descontroladas.
Tiendas en la Torre Blanca.
Los indignados de Salónica.
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