Al ser una ciudad tan cosmopolita, Barcelona te permite encontrar restaurantes griegos o supuestamente griegos y de otros países.
Para averiguar
si un restaurante es griego de verdad, hay un truco que no suele fallar: pedid
una ensalada griega.
Eso nos pasó a
mi mujer y a mí la primera vez que quisimos pegarnos un homenaje en un Diónisos de los muchos que hay en la
ciudad. Todo muy decorado a la griega y tal pero la ensalada llevaba lechuga (¡¡¡!!!).
¡Una ensalada
griega no lleva lechuga! A partir de ahí, todo hay que ponerlo en duda excepto
el vino y las aceitunas de Kalamata,
que ya se encuentran en cualquier sitio.
Hagamos un
rápido repaso de lugares visitados por un servidor. Hay más, pero salgo a catar
menos de lo que me gustaría. Además, cuando uno se lleva una desilusión
prefiere dejar un tiempo hasta volverlo a intentar.
El barrio de Gràcia, que lo tengo a tiro de piedra,
es quizás el lugar donde un amamte de la cocina griega disfrute más... o quizás
no. En Torrent de l’Olla hay un Diónisos
y casi enfrente se encuentra la Taberna
Griega. Sólo he visitado el primero y es donde nos sirvieron la ensalada griega "lechugina". No destacaría nada en especial. Comida mediterránea como la nuestra.
Un día de estos
iremos a la Taberna Griega y ya os
contaré. Eso sí, dicha taberna vende productos griegos justo al lado. Se puede
uno abastecer cómodamente si lo desea. Ambos restaurantes rompen platos los
viernes por la noche con música en directo. Para el que no lo sepa, en Grecia
la tradición de romper platos ya no se lleva y sólo se hace en sitios para
turistas o en algún programa de la tele. Estereotipos.
A menos de dos
minutos de los restaurantes abrió un Diónisos
en la Plaça del Diamant. ¿Otro? En
realidad es un gyrádiko. Venden gyros, bebidas y algunos productos
griegos. Curiosamente, vale más la pena que el restaurante. Es decir, es un
griego más auténtico que el susodicho restaurante. Se come de pie o te lo
llevas a casa empaquetado, como debe ser. Le da cien vueltas a cualquier kebab. El único pero que le pongo es que sólo vende gyros. No hay ni souvlakis, ni biftekis, ni loukaniká.
Ni pincho, ni hamburguesa, ni longanizas. En Grecia en el gyrádiko te lo venden todo.
Un consejo, no
me sean pardillos: el gyro se pide
con cebolla –el que lo prefiera-, tomate y patatas, y se adereza con un poco de
sal y orégano, además de ketchup y mostaza, si se quiere. ¡Tampoco lleva
lechuga! ¡Si veis que os van a poner lechuga, cortadles la mano!
En Torrent de l’Olla también encontramos
el Loukoumás, que es una mezcla de
bar-cafeteriía-pastelería. El dueño es griego –Petros- y los distintos loukoumás llevan nombre de barrios de
Salónica.
El loukoumá se hace como se hacen aquí los
churros, aunque en Grecia le dan forma redonda, no alargada. En el local, sin
embargo, los loukoumás tienen forma de donut y van glaseados por encima.
Es un lugar
pequeñito, sin casi mesas, pero acogedor y calentito. Sirven el mejor frappé de
la ciudad. Como se hace en
Grecia, sin pijaditas. Vale la pena pasarse, pedir uno con leche y azúcar, y
seguir paseando con él en la mano por el barrio.
Cometí el error de pedirme un frappé en la Plaza Real y estuve a punto de presentar una denuncia la comisaría de Vía Layetana por envenenamiento. Cualquier sucedáneo de frappé de marca conocida que te venden como si fuera la panacea es basura.
Cometí el error de pedirme un frappé en la Plaza Real y estuve a punto de presentar una denuncia la comisaría de Vía Layetana por envenenamiento. Cualquier sucedáneo de frappé de marca conocida que te venden como si fuera la panacea es basura.
Había otro local
griego que servía dulces y empanadas junto a los cines Verdi que se llamaba Nana
Iota, pero cerró. Lástima porque la spanakópita
que servían quitaba el sentido... y escocía el bolsillo.
Para el que no
pueda acercarse a Gracia, hay otro Loukoumás en el centro, en el barrio
del Raval, por detrás del Liceo.
Conozco tres restaurantes
Diónisos más, uno delante del Parque de la Ciudadela, otro en la Plaza George Orwell y el último en la
calle Aribau. El mejor de los tres,
sin duda, este último. Buen servicio y buen producto aunque no es griego 100%. El
de la Ciudadela y el de la Plaza Orwell están excesivamente
masificados y muy hechos de cara al turismo. Restaurantes en cadena, ya se
sabe. Clonización.
De nuevo, si se
quiera uno saciar, tendrá que recurrir al gyrádiko
Dionisos que hay en la misma Plaza George Orwell. El señor Stéfanos
os pondrá un gyros más que apetitoso.
El Kalimera, restaurante griego que estaba
en la calle Valencia, cerró.
Me falta algún
que otro Diónisos, pero estoy un
poco quemado. Creo que primero me inclinaré por el Magraner Boig de la calle Robadors
en el Raval o por la Taberna Griega de Torrent de l’Olla
en día de platos rotos.
Además de la
tiendecita que tienen montada los de Taberna
Griega en Torrent de l’Olla, hay un señor árabe que tiene un local
en el mercado de Gracia que vende productos griegos. Buscadlo en el mercado del Banc Expropiat. Son productos griegos de verdad.
En la Boquería, entrando a la izquierda, hay
otro local parecido en el que también venden productos griegos. Symposion, se llama. ¡No os lo
recomiendo porque es carísimo! ¡Sólo para turistas desesperados! No me veréis
allí.